Las recientes denuncias de abusos sexuales contra menores en clubes de fútbol argentino pusieron en el centro de la agenda un delito que afecta a miles de niñas y niños en nuestro país.

A pesar de que se trata de una problemática que crece a nivel mundial, los especialistas advierten que la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados, ya que no suele haber lesiones físicas, testigos, ni una conducta específica que presenten las víctimas. Además de estos factores, existen mitos y prejuicios culturales que complican aún más la situación para las víctimas de abuso.

Con el fin de proteger los derechos de los chicos y concienciar sobre esta realidad,UNICEF publicó una guía donde derriba los nueve mitos más frecuentes:

1. Los abusos sexuales contra los niños, niñas y adolescentes no son frecuentes.

En realidad, es un problema más común de lo que se cree: según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres adultos declararon haber sufrido abusos sexuales en su infancia. Por otro lado, en Argentina, entre noviembre de 2016 y febrero último, el programa «Las Víctimas contra las Violencias», del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, atendió los casos de 2094 menores que sufrieron abuso sexual (68,6% de los contactos recibidos). Del total, siete de cada diez fueron niñas y, de ellas, el 38% tenía menos de 11 años.

2. Los agresores siempre usan la fuerza física para someter a las víctimas.

Al contrario, suelen emplear tácticas de persuasión y manipulación, juegos, engaños y amenazas para involucrar a los niños y mantener su silencio. «En todos los casos, las víctimas se encuentran bajo una relación de sometimiento ya sea por el afecto, la admiración o el temor hacia el adulto abusador», explica la licenciada Alejandra Perinetti, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS.

3. No es necesario brindarles información sobre el abuso sexual a los niños y niñas más pequeños para no asustarlos.

En lugar de atemorizarlos, la educación sobre el tema los ayudaría a desarrollar habilidades para protegerse. «Es fundamental hablar con ellos, decirles que su cuerpo es suyo y que hay partes que son privadas y que nadie puede tocar. Que si eso ocurre, o hay algo que los incomoda, pidan ayuda», indica Paula Wachter, directora de Red por la Infancia, una organización social que brinda ayuda y orientación a los familiares de los chicos agredidos.

4. Las personas que han sufrido abusos sexuales son agresores sexuales en su vida adulta.

Esta creencia es fuertemente estigmatizante para las víctimas y aumenta la tendencia de las mismas a mantener el delito en secreto.

5. Los abusos sexuales ocurren contra niños de familias con menores recursos.

El abuso ocurre en todos los estratos sociales; sin embargo, es verdad que existe un subregistro estadístico de los casos que afectan a niños de los niveles socioculturales más acomodados, ya que suelen denunciarse aún menos que el resto.

6. Los agresores son personas aisladas socialmente que tienen un perfil de personalidad específico y algún tipo de enfermedad mental o perversión.

Cualquier persona puede ser abusador. «En la mayoría de los casos, el abusador es un referente afectivo importante para el niño o niña, y para todo el grupo familiar», destaca Perinetti.

7. Los niños mienten, inventan o fantasean, por lo tanto, sus dichos no son creíbles.

Estas afirmaciones solo indican prejuicios presentes en nuestra sociedad que descalifican e invalidan los dichos de los niños.»Concebir al niño como sujeto de derechos es algo relativamente reciente en la historia de la humanidad», señala Wachter, y agrega: «Por otro lado, el relato del abuso nos expone a lo siniestro; es más fácil creer que los niños mienten o se ´confundieron´ que aceptar que uno de cada cinco va a ser abusado antes de los 18 años».

8. Las denuncias suelen ser inventadas por las madres.

En la Argentina tuvo amplia divulgación el «Síndrome de Alienación Parental (SAP)» que asegura que un progenitor intencionalmente induce a su hijo para que, sin causa, rechace al progenitor no conviviente. Aunque la comunidad científica lo refutó, el SAP se usa como estrategia judicial para conseguir una defensa exitosa en casos de abuso sexual intrafamiliar y en disputas por la custodia o régimen de visitas.Sin embargo, es cada vez menos aceptado.»El uso de este síndrome inexistente fue rechazado por ambas cámaras del Congreso y por los colegios de psicólogos», explica Wachter.

9. Las denuncias de abuso sexual suelen ser falsas.

La realidad es que se conocen y denuncian muy pocos casos de abuso sexual infantil porque la gran mayoría de los niños callan por temor, culpa o vergüenza. Wachter agrega: «Se estima que de cada 1000 abusos que se cometen, se denuncian 100 y se condena uno», resume la directora de Red por la Infancia. Los especialistas subrayan que siempre hay que creerle al niño. «Las falsas denuncian no llegan al 4% según estudios del Cuerpo Médico Forense y se detecta al primer examen forense donde se analiza el relato del niño».

En la actualidad, las denuncias han crecido gracias a la mayor sensibilidad social y mejoras en el acceso para denunciar casos de abuso. Sin embargo, todavía existe un gran número de casos que quedan inconclusos tanto por temor, desconocimiento, o hasta negación por parte de los adultos. «Como sociedad estamos rompiendo el mandato de silenciar o esconder el abuso, pero todavía existen severas barreras de acceso a la Justicia», concluye Wachter.

Fuente: lanacion.com.ar