La violencia de género no deja de ser noticia. A pocos días de que se conmemore el Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, la última semana el tema volvió a colocarse en el centro de la atención pública de la forma más dolorosa: el asesinato de Camila Borda, una nena de 11 años, en Junín, conmovió a una sociedad consternada por femicidios que se registran a edades cada vez más tempranas y por una violencia de género que tiene como sus principales víctimas a niñas y adolescentes.
UNA IMAGEN DE LA MARCHA EN JUNÍN PIDIENDO JUSTICIA POR CAMILA BORDA (11), LA NENA ASESINADA LA ÚLTIMA SEMANA/GENTILEZA, DIARIO DEMOCRACIA
Según los últimos datos manejados por la ONG Casa del Encuentro, que lleva desde 2008 la estadística de los femicidios en el país, el 48% de los crímenes sexistas se cometen contra niñas y adolescentes. Los datos corresponden a 2016 y son los últimos procesados por el Observatorio Marisel Zambrano, correspondiente a la entidad: ese año se registraron 290 asesinatos de mujeres por cuestiones de género, lo que implica una mujer muerta cada 30 horas por esta causa. Ese número logró hacer más visible el problema a nivel social. Pero nada más: la cifra permanece estable desde que comenzó a elaborarse el registro (ver gráfico)
Ada Rico es presidenta de la Casa del Encuentro, y en diálogo con este diario destaca como un dato preocupante de los últimos años el descenso de los índices de edad de las víctimas en los femicidios. Y dentro de este fenómeno, la estremecedora reiteración de casos de nenas abusadas y asesinadas.
No es sólo eso: también detectan la repetición de un patrón de homicidio que se repite en los hechos con víctimas de corta edad y que se diferencia del típico femicidio en el que la víctima tiene entre 19 y 30 años.
Así, mientras que en el segundo caso, las características comunes son un victimario relacionado (generalmente pareja o ex pareja), que comete el crimen en el interior de la vivienda o en sus inmediaciones, en el primero se trata de crímenes en el que en principio se reporta una desaparición y más tarde se verifica el abuso y la muerte.
“Cuando las víctimas son niñas, por lo general es un desconocido que las sorprende al ir a hacer los mandados y que se la lleva a través de engaños. Puede haber victimarios padrastros o familiares, pero es menos frecuente”, dice Ada Rico.
La crónica policial da cuenta de numerosos casos de este tipo.
Entre los que mencionan en Casa del Encuentro se cuentan algunos, como los que siguen:
El 7 de Abril de 2012, Soledad Barletta (11), de La Calera, Córdoba fue abusada y asesinada. Tras horas de desaparecida su cuerpo sin vida fue encontrado en un descampado. Detuvieron como presunto culpable a un vecino, Omar Peralta, de 26 años quien el 2 de Mayo de 2013 fue condenado a prisión perpetua por la violación y asesinato de la niña. El asesino, de oficio mecánico, raptó a la niña cuando había salido a comprar cigarrillos para su padre en barrio Ameghino Norte, de Córdoba capital.
El 2 de Marzo de 2013. el cuerpo de Yanela Ludmila Medina (11), de Berazategui, fue encontrado “flotando en un arroyo, dentro de una bolsa plástica, con las manos y los pies amarrados con alambre, vestida sólo con una remera y un buzo y desnuda de la cintura para abajo” tras siete días de permanecer desaparecida. La niña murió desangrada después de ser atacada sexualmente por más de una persona. El 15 de Marzo de 2016 los hermanos Leandro y Augusto Gracetti y un amigo de ellos, Gianfranco Velázquez, todos de 21 años, fueron sentenciados por “abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas”. La Justicia consideró que los imputados ejecutaron a la niña para ocultar la violación y lograr la impunidad”.
El 16 de Septiembre de 2013, Yasmín Lara Chacoma, 11 años, de Chubut, fue asesinada después de haber sido abusada sexualmente y tras permanecer dos días desaparecida. Por el caso Miguel Angel Pallalaf, de 40 años, fue condenado a prisión perpetua.
A estos casos se suman otros hasta conformar un escenario escalofriante: de los 290 femicidios registrados en 2016 el 48,2% de las víctimas fueron niñas y adolescentes. Sus asesinos tenían, en el 40% de los casos entre 31 y 50 años. 31% de ese tipo de crímenes ocurrió en territorio bonaerense.
En total, ese año, de los 290 femicidios registrados 38 correspondieron a niñas y 102 a adolescentes. Dos fueron bebés de 0 a 1 año.
Pero además de estos casos en las que las víctimas del crimen fueron directamente niñas y adolescentes, entre esta franja de edad se cuentan miles de otros afectados por femicidios de mujeres mayores: es el caso de los 1.859 menores que quedaron sin madre a causa de los 2.384 femicidios registrados en los últimos ocho años.
El escalofriante crimen de Camila Borda (11) se sumó esta semana a la larga lista de femicidios que tienen como víctimas a niñas.
Camila había salido de su casa de Junín en bicicleta a hacer un mandado al quiosco de la esquina de su casa. Como no regresaba, la madre hizo la denuncia en la Comisaría 1° de Junín desde donde se montó un operativo para buscarla. La hallaron rato después, muerta en la bañera de una casa donde se alojaba José Carlos Varela, acusado de abusar sexualmente de la niña antes de matarla. El fiscal de la causa la causa pidió ayer la prisión preventiva para Varela (ver sección Policiales).
Ada Rico, desde Casa del Encuentro, dice que ante el crecimiento del número de casos de este tipo en los últimos años, una de las formas más eficaces de prevenir es el diálogo permanente con los niños.
“Hay que hablar mucho con los chicos acerca de los riesgos de la calle y también los de Internet, donde proliferan los perfiles falsos vinculados a pedófilos”, dice Rico.
Pero es solo una parte del trabajo de prevención: la otra es más profunda y tiene que ver con la educación. Lo que se busca desde las entidades defensoras de los derechos de la mujer es que se trabaje sobre el modelo patriarcal, deconstruyendo esas formas de vivir la masculinidad que favorecen las distintas expresiones de la violencia contra la mujer, desde las menos cruentas a las más extremas. Pero, en ese terreno, aseguran, casi todo está por hacerse. Y si bien se ha ganado en aspectos como la visibilización de casos y de la generación de conciencia, siguen considerándose muy lejos del ideal a la calidad de las intervenciones de los organismos encargados de prevenir, especialmente una justicia que desde Casa del Encuentro no dudan en calificar de “machista”.
De los 290 femicidios registrados en 2016 tuvieron como víctimas a niñas y adolescentes.
De los victimarios en estos hechos tenían entre 30 y 50 años
De los casos tuvieron como escenario a la provincia de Buenos Aires.
De los crímenes de niñas y adolescentes tuvieron lugar en el interior de una viviendaFuente: Observatorio Marisel Zambrano, Casa del Encuentro, Consejo Nacional de la Mujer