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Los testigos son una de las partes más importantes en una rueda de reconocimiento, por lo que deben tenerse muy en cuenta tanto durante el procedimiento como antes y después. Aunque las ruedas de reconocimiento no deben ser una prueba de culpabilidad irrefutable, su valor probatorio aumenta cuando varios testigos tienen una identificación positiva del mismo sujeto, por eso es necesario tratar con sumo cuidado todo lo relacionado con la composición de las ruedas de reconocimiento y cumplir siempre a rajatabla las reglas esenciales de cualquier rueda de reconocimiento. Pero, uno de los puntos más importantes que le da valor a la rueda y que en muchas ocasiones no se tiene muy en cuenta es el recuerdo del testigo.
¿Cómo se evita que un testigo realice una identificación errónea en las ruedas de reconocimiento?
Si lo pensamos bien llegaremos a la conclusión de que, en realidad, una buena memoria y unos recuerdos nítidos del testigo son el sustrato principal en el que se enraizará la identificación del sospechoso en la rueda, por lo que se deberían poner todos los medios necesarios para que esos recuerdos no se vean contaminados.
Y con esto no nos referimos a que el testigo por propia voluntad modifique su descripción del sujeto sino a que, inconscientemente y como nos ocurre a todos con nuestros recuerdos, con el paso del tiempo el testigo va implementando y eliminando partes de ese recuerdo que se van amoldando a la información exterior que recibe y a sus propios sentimientos acerca del hecho, es decir: el testigo sin querer modifica los detalles que aquello que vivió.
Para lograr una identificación o un relato del testigo lo más nítido y “verdadero” posible, existen una serie de reglas que evitan la contaminación de los recuerdos y que deberían estar presentes cada vez que hay que realizar una rueda de reconocimiento. Estas son:
- Testigos de forma individual: Aunque un delito haya tenido varios testigos, estos deben realizar la rueda de reconocimiento de forma individual, es decir, con cada testigo por separado. Es más, lo ideal es que los testigos no tengan ningún contacto entre sí previamente a la rueda ni durante el proceso. Todo esto evita que hablen sobre el hecho y que puedan modificar sus recuerdos o los recuerdos del otro testigo, aportando cada uno detalles del otro.
- Testigos presenciales: Del mismo modo, no deben realizar ruedas de reconocimiento los testigos que lo son por que les han contado otras personas los hechos. Familiares, amigos u otros a los que el testigo presencial haya podido contar cómo era el agresor o cómo sucedió el delito y que realmente no estaban allí, no pueden tomarse como testigos per se.
- Instrucciones previas claras: Deben darse una serie de instrucciones claras al testigo previamente a la rueda de reconocimiento, como son: informarle de que solo hay un sospechoso por rueda, que solo debe señalar a un sospechoso que encaje con la descripción verbal que dio previamente a la prueba y que solo debe señalar a alguien si está seguro de que es el sujeto, pues puede que el agresor real no esté en la rueda de reconocimiento y que acuse del delito a un inocente.
- Registro de respuestas: respecto a las respuestas que dan los testigos, debe quedar registrado todo lo que dice y hace el testigo, es decir, las respuestas dubitativas, las expresiones de incertidumbre, los cambios de parecer o cualquier manifestación realizada por el testigo durante la rueda de reconocimiento. Del mismo modo, debe recogerse cualquier tipo de argumento y criterio seguido por el testigo a la hora de señalar a uno de los sujetos de la rueda.
- ¿Cebo o sospechoso?: Por último, es necesario saber que en ningún momento debe informarse al testigo de si la persona señalada por él en la rueda de reconocimiento es el sospechoso o si realmente era un cebo colocado por la propia policía.
Siguiendo todos estos pasos se reduce al máximo la posibilidad de que la identificación realizada por un testigo en una rueda de reconocimiento sea errónea, que señale a un inocente o que modifique los recuerdos de otros testigos que si que recordaban con mayor claridad las características del agresor o los detalles del delito.
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